GABRIEL GAY
Rojo y Verde hacen muy bien su trabajo. Uno se encarga de decir SÍ, y el otro de decir NO. Se encienden y se apagan de día y de noche, sin descansar, para que el tráfico funcione. Autos, motos, camiones y peatones, y hasta las palomas, se mueven sin problema por las calles. Hasta que un día, ¡PUM! La ciudad entra en caos.